jueves, 7 de marzo de 2013

¿UN TRIO? Parte I



Después del Sábado con David, estuve dándole vueltas a lo que me dijo, ¿un trio? Bueno, seguro que  lo dijo de broma, para ver por donde salía y que le sorprendí al decirle que estaría dispuesta.


A mitad de semana recibo una llamada, era él, me dijo que el sábado tenía que hacerle otra sesión de fotos a la misma mujer, Ana.

-¿Quieres venir? 

Por mi cabeza pasaron miles de preguntas, ¿que hago yo allí?, ¿de verdad me está proponiendo un trio? Le dije que lo pensaría y colgué.

Mi cabeza hervía de pensamientos, no sabía qué decirle. Por un lado no me atrevía, nunca lo había hecho. A lo mejor solamente quería que le acompañara, y me estaba imaginando lo que no era.

Entonces pensé que aunque no pasara nada estaría bien conocer a esa mujer, conocer a mi competencia. Así sabría a qué atenerme y si realmente estaba en peligro mi relación con David. Decidí llamarle y decirle que sí, creo que le pillé por sorpresa porque se le notaba un poco nervioso. Quedamos para el sábado por la tarde.


Pasé toda la semana muy nerviosa, pensando que pasaría. El sábado me preparé, pensé en vestirme con ropa cómoda, vaqueros y camiseta, para no dar la impresión de que iba buscando guerra.


Cuando recogí a David, me miró sorprendido. –Nunca te había visto con vaqueros, me gusta- y una sonrisa iluminó su hermosa boca. Ese fue el momento en el que se me olvidaron todas mis preocupaciones, este hombre tiene un poder especial sobre mí.


Nos pusimos de camino, cruzamos la ciudad y nos dirigimos a las afueras, a un barrio residencial. Me dio la impresión de que era gente de dinero y según nos acercábamos crecía más mi curiosidad.


Cuando llegamos al piso, nos abrió la puerta una hermosa mujer rubia. Tengo que decir que realmente me sorprendió, no me la esperaba así. Me la imaginé de otra manera, no sé, más mayor, más señora. Pero no se diferenciaba mucho de mí realmente, no era mucho mayor que yo y físicamente teníamos algunas similitudes. Me llamaron la atención sus ojos y sobre todo su mirada. Cuando le preguntó a David quien era yo, me miró de arriba abajo, me hizo un escáner completo en unos segundos. Realmente sentí como me desnudaba con la mirada. Yo, nerviosa, solo acertaba a sonreír y a pasarme la mano por el pelo compulsivamente.


-Mientras tú lo preparas todo, nosotras subiremos para que me maquille.Le dijo a David mientras me cogía por la muñeca y tiraba de mí hacia las escaleras. Le eché una mirada a aquel hombre que se quedaba solo en el salón, mirando cómo nos alejábamos y vi que se dibujaba una sonrisa en su cara. Me pude imaginar que estaba pensando.


Llegamos a la habitación, se sentó en la cómoda y mientras se retocaba los labios se me quedó mirando a través del espejo.


-Puedes poner todas las cosas encima de esa mesa y cuando quieras empezamos. ¿Hace mucho que conoces a David?

-Mmm, realmente unos meses, pero esta es la primera vez que le ayudo en el trabajo, así que tendrás que perdonarme si me ves un poco nerviosa.

-Y… ¿Qué tipo de relación tenéis? Muy directa, no se andaba con rodeos.

-Amigos, solo amigos.

-Ya, amigos ¿no?

-Si.- Asentí con ganas mirándole a los ojos para que entendiera que quería terminar con esa conversación.


Se acercó a mí por detrás, podía sentir su aliento en mi nuca, me estaba poniendo muy nerviosa.

-Bueno, ¿que te parece si nos ponemos más cómodas?


Me di la vuelta y vi que se estaba desabrochando el vestido, y dejaba ver un bonito culo y unas preciosas piernas que parecían muy suaves. Vi que no llevaba bragas. Creo que los ojos casi se me salen de las órbitas, estaba alucinando. Poco a poco veía mas claro lo que iba a pasar.


Dejó caer el vestido al suelo y se quedó totalmente desnuda, me dio tiempo a fijarme en su cuerpo, muy proporcionado y con unos pechos grandes y bien puestos.


Sonrió y se acercó a mí muy despacio, me apartó el pelo de la cara y me pasó el dedo pulgar por los labios.


-Respira- me dijo sonriendo.

-Lo siento, pero me has dejado un poco sorprendida.


Acariciaba mis brazos de arriba abajo suavemente y poco a poco fue desabrochándome la camisa. Mi corazón palpitaba tan fuerte que casi se me salía del pecho, no quería reconocerlo pero esa mujer me estaba poniendo a cien solo rozándome. 

Así que decidí dejarla hacer, dejarme llevar. De todas formas siempre había tenido curiosidad por hacerlo con una mujer y con Ana no me parecía mala idea.


Me quitó la camisa y se quedó mirándome, absorta, como pensando cual sería su siguiente paso. Me miró a los ojos como pidiéndome permiso para seguir y yo le devolví una sonrisa consentidora.Se puso detrás mío e introduciendo su mano por dentro de mi sujetador comenzó a cariciarme el pecho. Yo la dejé hacer.


Estaba empezando a relajarme y después de quitarme el sujetador  me desabrochó el pantalón metiendo su mano por dentro, tocando con sus suaves dedos mi sexo.Entonces me besó, sentí su lengua dentro de mi boca. Yo respon metiéndole la mía.


-Vaya, parece que esto te gusta.

-Bueno, es difícil decirte que no, eres muy persuasiva.


Acercó su cara a la mía y suavemente me besó  los labios, y después poco a poco fue bajando por mi cuello hasta llegar a mi escote. Mi respiración cada vez era más agitada. Se puso frente a mí y dijo.


-¿Por qué no te lo quitas todo?, tienes un cuerpo precioso.


Y sin saber por qué empecé a desnudarme, me quité los pantalones y las botas. Iba a quitarme la ropa interior, pero se acercó a mi diciéndome: "despacio".Después bajó su mano hacia mi pubis y empezó a tocarme por encima de las bragas. Yo no pude reprimirme e instintivamente cogí uno de sus pezones y me puse a jugar con él.


-Bien, muy bien.-Dijo separándose de mí.


Nuestros cuerpos desprendían tanto calor que era casi insoportable. Estábamos muy excitadas y nos besamos.Sentí su lengua dentro de mi boca, y como sus manos recorrían todo mi cuerpo, hábilmente. Empecé a acariciarle la espalda, y comprobé que como mi imaginaba su piel era suave y cálida.


Nos sentamos en un sofá y nos fundimos en un beso húmedo y excitante a la vez que nuestros cuerpos se movían al unísono. Su mano bajó hasta mi entrepierna, con delicadeza apartó mis bragas y sus dedos se deslizaron dentro de mí. Era una experta, supongo que lo había hecho muchas veces. Me sorprendí a mi misma deseándola, deseando comerle los pezones.Me giré hacia ella y esta vez tomé la iniciativa.


La besé por el cuello hasta llegar a ellos, estaban duros y erectos, así que disfruté chupándolos y mordiéndolos  como nunca había hecho, me pareció tan excitante que no me podía creer que nunca los hubiera probado. Y comprendí porque a los hombres les encantan los pechos femeninos.




Entonces oímos una voz masculina que venía del salón:


-Chicas, ¿os falta mucho?, yo ya estoy.


Nos quedamos mirando y sonreímos a la vez.


-¿Qué te parece? ¿Dejamos participar a David?, o ¿quieres que os quedemos aquí?

-Vamos, seguro que está pensando lo que estamos haciendo, le conozco. 
Estará tan caliente como nosotras o más.


Nos cogimos de las cinturas y empezamos a bajar las escaleras, me parecía un poco subrealista la verdad, pero allí estaba yo, abrazada a una mujer que acababa de conocer y más excitada que nunca.


Al pie de la escalera estaba David, con los ojos como platos y pasándose la lengua por los labios, relamiéndose.


-Mmm, creo que va a ser una sesión fotográfica muy interesante.


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