miércoles, 8 de mayo de 2013

UN 69 EN EL COCHE Y LA POSIBILIDAD DE UN TRIO



Era tarde y le dije a Silvia que debía volver a mi hotel, pero ella insistió en que me quedara a dormir. La verdad es que estaba agotado, despues del ajetreado viaje en tren y los "experimentos" de Silvia, no me apetecía coger una taxi, así que acepté, poniéndole una condición:

-Me quedo pero solo para dormir, estoy muy cansado.
-De acuerdo,te prometo que te dejaré dormir.Pero mañana...
-Ufff, mañana ya veremos.


El caso es que me dormí al instante, profundamente. Tanto que que eran ya las ocho de la mañana cuando algo hizo que abriera los ojos. Delante de mí estaba Silvia pegándose el gran banquetazo con mi polla.


Me hice el dormido pues no tenía ganas de guerra, la dejé hacer. La verdad es que era muy placentero pues lo estaba haciendo muy despacio, como con miedo a despertarme. Lamía mis huevos y mi pene con gran suavidad, como quien está chupando un helado que está a punto de derretirse y caer. Entre la niebla del sueño me dejé llevar...hasta que me corrí.Fue también una corrida suave, lenta. Silvia tragó y lamió con fruicción todo el líquido que se desparramó por su mano y por fuera de su boca. Después se levantó y me dejó seguir durmiendo.

Cuando me desperté eran cerca de las dos de la tarde. Me levanté y la encontré sentada en la en cimera de la cocina tomando un taza de cfé.

-Buenos días dormilón.¿Qué tal has dormido?
-Ufff,divinamente. Creo hasta que he soñado contigo, me la estabas comiendo...
-Sabes que no ha sido un sueño. Sabía que te estabas haciendo el dormido. A mí también me gustan que me hagan cosas cuando estoy así, mediodormida.
-Ummm.¿Sabes que sigo agotado? Me destrozas.
-Pues aún te queda,gandul. Ven acércate.  

Silvia me tendió sus brazos para que la abrazas y así lo hice. Nos besamos.Metió su lengua hasta el fondo.Sin duda no se trataba de un beso de buenos días. Ella volvía a estar caliente y yo aún acababa de despertarme.


Silvia se echó hacia atrás y con  un contundente magreo con sus pies  en mi paquete me  despertó.

Me encantan los pies de Silvia y ella lo sabe.Me gusta olérselos,chupárselos, acariciarlos. Y a ella que me masturbe y me corra encima de ellos... En ese momento me puse a hacerme una paja y me acordé de la que me había hecho su hermanita en el sofá, con sus pies. El recuerdo me excitó tanto que me corrí inmediatamente.Mi líquido se desparramó por todo su pie. Silvia disfrutaba de lo lindo sintiendo su calor.


-Uff, y todavía no he desayunado, dije. Me vas a matar.

Silvia se rió y se metió en el baño para limpiarse.Mientras me dijo:

-¿Te apetece que vayamos a comer y despues nos venimos y me haces esas fotos que me debes?
-De acuerdo.

Nos fuimos a las afueras. Me hace gracia porque Silvia se transforma cuando está en público. Modosita y seria. Pero aunque busca el momento para provocarme y calentarme.Siempre hace el numerito de tocarme el paquete por debajo de la mesa, con la mano o con los pies,le da igual el caso es incomodarme.Como yo llevaba la cámara aprovechó que estábamos en una terraza para pedirme que le hiciera una foto. Cuando iba a hacersela levantó su pierna y quitándose la braga de su entrepierna me enseño su coño depilado.No tiene remedio, es una provocadora neta.

Ya volviendo a casa me dijo que parase, que le gustaría hacer unas fotos en el coche. Buscamos un paraje apartado y solitario.Saqué mi cámara y Silvia comenzó a posar para mí.
De nuevo se transformó y apareció la fiera sexy e insaciable. Acabamos dentro del coche haciendo un sesenta y nueve, como locos. A los dos nos pone hacerlo en el coche, el peligro de que te descubran...


Cuando llegamos a casa me aguardaba una sorpresa. En el salón estaba un chico, desconocido para mí.

-Hola Albert, dijo Silvia. Ven David te presento mi amigo. David....Albert.

Albert me estrechó la mano, a la vez que me miraba de arriba a abajo.

-Ummm, es tan guapo como me habías dicho. Dijo esto y le dio un beso a Silvia...bueno más bien un morreo.

-No sabía que venías hoy, dijo "mi chica".
-Estaba ansioso por verte.Bueno voy a ducharme.Hoy tengo ganas de irme pronto a la camita.Dijo esto y le dio un piquito.

Silvia me miró y me dijo:

-Lo siento, no sabía que iba a volver hoy.  Me hubiera gustado pasar la noche contigo, pero...
-¿Estáis...?
-Sí, estamos enrollados.
-Ufff,pero por qué no me has dicho nada.
-Es un rollito.Me lo paso muy bien con él.Sin ataduras, sin condiciones...
-Bueno si quereis...
- ¿Hacer un trio?. sabía que se te iba a pasar por la cabeza, pero no creo que quiera, para eso es bastante cortado.Aunque pensándolo bien no pierdo nada por preguntárselo, ¡no?


Silvia entró en el baño y la hablar con su con su amigo. Como dejó la puerta entreabierta pude ver que al chico desnudo: estaba bastante cachas y muy bien dotado. Al poco salió y me dijo:

-Dice que no le importa que te quedes, pero que un trio, na,nai.... pero que si quieres puedes mirar.

Ufff,nunca me habían hecho un feo así. Me jodía no poder pasar la noche con Sivia. Aún así dolorido y mosqueado... acepté la invitación.


martes, 30 de abril de 2013

EL SÁBADO EMPEZÓ BIEN


Después de recibir el mensaje de David, me quedé un poco molesta, la verdad. ¿Por que no quería verme este fin de semana? ¿Se estará cansando de mi? Intenté no darle demasiada importancia, pero sabía que mis palabras en nuestro ultimo encuentro le habían hecho daño. Seguramente pensaba que me estaba colgando demasiado de él y quería poner un poco de espacio. 

La verdad es que yo también, después de pensarlo mucho, llegué a la conclusión de que no podía ponerle puertas al campo, esta relación era así y no podía esperar nada más. De momento me conformaba con eso. Así que no le di más vueltas. Por este fin de semana  me iba a tomar tiempo para mí y para poner mis ideas en orden.


Cuando llegué a casa el sábado por la mañana me sorprendió ver que mi marido estaba allí.

-Hola, ¿es que no trabajas hoy?
- No, he pedido el día libre.
- ¿Y eso? 
-Mira cielo, ultimamente me he dado cuenta de que te tengo abandonada, no quiero que nuestra relación siga así, necesito recuperarte. He reservado una habitación en un hotel rural, sólo para nosotros, para recuperar el tiempo perdido.

Me quedé en blanco, no me lo esperaba, ¡bendita coincidencia!, si hubiera quedado con David, ahora tendría un problema.

-¿No dices nada?
-Vaya, me dejas muy sorprendida, ¿por qué no me dijiste nada?
-Quería darte una sorpresa y por tu cara creo que lo he conseguido.

Me dejé caer en sofá, lo pensé unos segundos.

-Vale, no tengo nada que hacer y me apetece salir de la ciudad.

En su cara se dibujó una gran sonrisa como de un niño que acaba de abrir sus regalos de navidad. Le vi tan ilusionado que a mi también empezó a ilusionarme la idea.

-Vale, salimos sobre las cinco, para llegar a la hora de la cena. Ponte guapa.

Guau, qué sorpresa. Empecé a preparar la bolsa y decidí ponerme el conjunto de encaje negro que había comprado para David, seguro que así le sorprendería.

Cuando ibamos en el coche hablamos de muchas cosas, el día era perfecto, un sol radiante y la primavera floreciendo a cada paso. Tenía la sensación de haber retrocedido veinte años atrás, cuando no teníamos hijos y nos ivamos por ahí los dos solos.

Me dijo que estaba muy cambiada y que eso le había hecho recapacitar, estaba muy agobiado con el trabajo y no quería preocuparme y me echaba de menos.

-Echo de menos que me abraces y que me hagas cosquillas por la espalda, no sabía que me gustaba tanto tenerte cerca.A veces no apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

Yo sonreí, me gustaba tanto verle tan feliz, como siempre era, risueño y despreocupado.

Llegamos a una pequeña casa rural situada en un valle precioso, muy verde y rodeada de montañas. Estaba muy apartada de todo.

Cogimos las maletas y entramos, nos llevan a la habitación y veo encima de la cómoda un ramo de rosas rojas con una nota. "Para la mujer de mi vida, tan preciosa y sexy como siempre. Te quiero,Ángel"

El corazón casi se me salía de el pecho, nunca había hecho algo tan bonito por mí.

Me abrazó por la espalda, podía notar su aliento en mi nuca, me besó en el cuello. Me giré y le miré a los ojos, los tenía encharcados en lágrimas, le acaricié la mejilla con los nudillos y le di un dulce beso en los labios.

Me abrazó como si no quisiera soltarme nunca más, y me besó. Ese beso me hizo acordarme de David, y a la vez recordar como era el hombre que llevaba a mi lado veinte años, y darme cuenta de que en realidad le seguía queriendo. Nos fundimos en un beso caliente y suave y mis entrañas se encendieron , le deseaba y eso me sorprendió. Pensaba que ya no podría sentir eso con él.

Empecé a besarle el cuello suavemente  y mirándole le desabroché la camisa.

-Bueno, será mejor que aprovechemos el tiempo ¿no?

Esbozó una sonrisa, me cogió en volandas y me tiró encima de la cama, nunca le había visto tan excitado conmigo. 

Se quitó la camisa  y vi que aún seguía siendo ese hombre guapo y varonil del que me enamoré. Se puso encima mío a horcajadas y me subió la falda, se recreó en el encaje de mi ropa interior, nunca me había visto algo así,y comenzó a besarme la barriga, sus manos recorrían mis pechos y mi cuello, mi cuerpo se contoneaba y se estremecía a cada beso. Sentir sus labios de nuevo en mi cuerpo fue como volver a empezar. Como si nos acabáramos de conocer.


Me desnudé despacio, dejando que me mirara, -Precioso- dijo. Entonces nos abrazamos, los dos desnudos encima de la cama, sintiendo la piel del otro sin pensar nada más que en ese contacto, sintiendo nuestro calor.

Le noté duro en mi cadera y eso me excitaba mucho, le acaricié la espalda suavemente como a él le gusta y de su garganta salió un pequeño gemido de placer.Mi cadera se movía arriba y abajo, pidiendo desesperadamente que el estuviera dentro.


Entonces se incorporó, se me quedó mirando y suavemente entró en mi, despacio y hasta el fondo, facilmente.
No pude evitar soltar un quejido profundo.
Le agarré la cadera con mis manos y  le marqué el ritmo, el se mantenía encima mío con los brazos estirados, mirándome. 

Yo podía ver su expresión lasciva, mordiéndose el labio y cerrando los ojos unos segundos.

Le empujé hacia mi, adelante y atrás, más fuerte, más profundo. Mis piernas se abrían cada vez más para dejar espacio, era tan placentero tenerle dentro....


Mis manos agarraban fuerte sus caderas y cada vez más rápido le movía, más y más, tuve un orgasmo y otro y otro, no sé cuantos. 

Realmente estaba gozando de verle así, entonces se corrió, le sentí como se estremecía y se derramaba dentro de mí, su líquido caliente rebosaba. 

Cayó exhausto sobre mí, me besó y dijo "Dios, como te echaba de menos" me pasó la mano por el pelo y me dio un beso en la frente. 

Nos quedamos abrazados encima de la cama no sé cuanto tiempo, la verdad es que ni siquiera me acordé de David, hacía mucho que no me sentía así, y de nuevo empezaba a sentir que mi matrimonio podía tener arreglo.

lunes, 22 de abril de 2013

RENCUENTRO CALIENTE CON SILVIA

Cuando llegué a mi hotel lo primero que hice fue quedar con Silvia para cenar. Me dijo que tenía muchas ganas de verme y de ...comerme. Intenté poner el mismo entusiosma que ella pero lo cierto es que estaba cansado por el viaje, sobre todo por la tensión del polvo en el baño del tren.

Silvia estaba hermosa. Llevaba un espectacular vestido corto que no dejaba casi nada a la imaginación. La noté más madura que en mi último encuentro, en el verano pasado. Seguía teniendo una larga melena rubia, unos sensuales labios y unas tetas y culo de infarto. Todo en ella era exhuberante. Pero lo que más me excitaba era su manera de ser, su sinceridad sin tapujos, su forma de mirarme y comerme con los ojos.

Estuvimos hablando de todo en general: del trabajo, de la vida, de nuestras aventurillas sexuales... Por supuesto no le conté lo de mi relación con Eva,  ni mucho menos lo del menage a trois con su hermanita y la francesita.El caso es que se hacía tarde y Silvia me dijo que le apetecía irse ya a la cama conmigo.No perdía el tiempo.

Así que acabada la cena nos fuimos a su casa.En el taxi nos empezamos a morrear, un simple calentamiento pensando en lo que habría de ocurrir después. Ya en su piso Silvia me dijo que esa noche me dejara llevar, que había estado mirando posturas nuevas y que le apetecía practicarlas conmigo. Me sentí como un alumno al cual su profesora iba  ausar como conejillo de indias.

Silvia se acercó a mí y comenzó a acariciarme y a meterme mano. En pocos segundos me bajó los pantalones y magreó mi pene por encima de los calzoncillos. 

-Qué ganas tenía de hacer esto. Aún no he encontrado polla como la tuya.
-Eso se lo dirás a todos.Silvia se rio y apretó más su mano.

Después se quitó el vestido. Se agachó y quitándome los calzones comenzó a chupármela. No sé por qué mi pene aún no estaba totalmente empalmado, pero con su lengua y labios la hizo despertar. Me dejé hacer. 

Silvia se levantó y empujándome me tiró en la cama. Acabó de desvertirse y volvió a atacar mi pene. Se había olvidado del resto de mi cuerpo pues estuvo un buen rato saboréandola y recorriendo con su lengua todos los pliegues de mis huevos y de mi glande, hasta tal punto que no me pude contener y empecé a correrme en su boca.

- ¡No, aguanta, cabrón!, dijo toda enfadada, pero al ver mi cara y que no podía parar aquello, me la meneó hasta que constató que me había corrido del todo y que de ella ya no salía más esperma.

-Lo siento, dije jadeante.
-No, tonto, así aguantarás mejor lo que se te viene encima.

Sin esperar a que me recuperara Silvia se sentó a horcajadas sobre mí y metiendo mi polla en su coño comenzó a cabalgarme.Noté sus enormes tetas sobre mi pecho y cómo sus jadeos iban aumentando a medida que mi pene se recuperaba e iba ocupando cada vez más espacio dentro de su vagina.

A los pocos minutos estuvimos follando de todas las posturas posibles, no sé que tiene esta mujer pero hace que todo su cuerpo se retuerza buscando el máximo placer.


En la cama, en el sofá...
Encima, debajo...

Por delante, por detrás...

No sé cuántas veces me corrí, ni cuantas se corrió ella. Eso es lo de menos, pero con Silvia nunca se sale de vacío... bueno sólo de los huevos.

Y me quedaba aún otro día de vacaciones para pasarlo con ella..¡ufff!

martes, 9 de abril de 2013

VIAJE MOVIDITO

Llegó la Semana Santa. Después del último encuentro con Eva, por lo que me dijo me di cuenta de que ella empezaba a sentir algo más que deseo por mí. Sus celos hacia Ana y su sentido de posesión me lo desmostró. No sé si esto me gusta o no , pero me encanta que un pibón como Eva se sienta tan atrda por mí. La verdad es que yo también empiezo a tener un poco de cuelgue hacia Eva.

Quizás para marcar un poco de distancia entre los dos decidí aceptar la invitación de mi amiga Silvia para irme unos días a Madrid.Antes le mandé un mensaje a Eva para decirle que este sábado no nos podríamos ver. Espero que no se lo tome a mal...No la he llamado porque tengo ese  miedo.

Hacía casi un año que no veía a mi amiga con derecho a  roce y a algo más. En un correo me dijo que tenía muchas ganas de verme...y tenerme entre sus piernas. Que últimamente se estaba matando a pajas pensando en mí. Así que cogí la maleta, mi cámara , mi portátil y me dirigí a la estación de tren,dispuesto a aliviar a mi querida Silvia.

Me había planteado un viaje en plan traqui, si acaso algún polvo con Silvia y nada más. Pero al llegar al andén tuve un encuentro que hizo tambalear ese planteamiento
 Delante de mí estaba una chica con sus maletas, esperando. En un momento dado no sé que se le cayó que tuvo que agacharse para cogerlo. Llevaba falda corta y al doblarse pude ver sus bonitas piernas, vestidas con unas sensuales medias.Me puse a cien, no pude evitar dejar de  mirar y ella se dió cuenta. Pensé que iba a mostrar algún tipo de desagrado, sin embargo me obsequió con una bonita sonrisa.

Llegó el tren y subí.Cuando me senté en mi asiento, desplegué la mesa y saqué mi ordenador. Quería aprovechar el viaje para acabar un trabajo. De pronto vi como la chica del andén venía por el pasillo, mirando su número de billete. Y, oh dios mío, era el del asiento que estaba a mi lado.Se sentó y volvió a sonreirme. Noté que no se disgustó por la coincidencia.

El viaje era largo y dió tiempo para que pronto comenzáramos una conversación. Ella era madrileña y venía de visitiar a su novio. Cuando se enteró que yo era fotógrafo y vio las fotos de mi ordenador se entusiasmó. Dijo que le hubiera gustado ser modelo, pero que su novio era muy celoso y posesivo y no le gustaba la idea.

El caso es que poco a poco fuimos cogiendo confianzas y fuimos juntándonos en nuestros asientos. Con la disculpa de ver bien la pantalla la chica se fue metiendo por mí más de lo aconsejable. Yo estaba encantado. Creo que los dos estábamos igual de excitados. Me metía lass rodillas por mi muslo. Con un poco de precaución y disimulo bajé mi mano hacia ellas. Allí la posé. No dijo nada. Seguía hablando como si nada. Así que lentamente fui subiendo mi mano por sus muslos, por entre la falda, hasta que llegué a su entrepierna, caliente, suave...

Entonces ella me miró. Tenía las mejillas coloradas y miraba a los lados para ver si alguien staba mirando.Dejó que yo siguiera. Su aliento era cada vez más agitado. Entonces me dijo:

-Perdona, tengo que ir un momento al baño.¿Sabes dónde está?
-No, pero si quieres te acompaño y te ayudo a buscar uno, contesté con voz entrecortada.
-De acuerdo,¡vamos?


Al rato estábamos los dos metidos en uno de ellos. Ella fue al grano comenzó a desabrocharme  el cinturón, bajándome los pantalones, dejando a la vista mis calzoncillos en cuyo interior se marcaba mi polla totalmente empalmada. Se agachó  y por fuera de ellos empezó a besarla. Yo estaba pideindo a gruitos que la sacase y se la comiese de una vez.  

Después de deleitarse con ello por fin me los bajó y comenzó a chupármela. No lo hacía nada mal.
Le cogí la cabeza para ayudarla. Pensé que iba a dejar que me corriese en su boca, pero a rato se levantó y me  obligó  a sentarme en el water.  

Entonces se puso a horcajadas sobre mí y sin ni siquiera quitarse las bragas se la metió por entre ellas y comenzó a cabalgarme, más bien frenéticamente.

Fue un polvo rápido.Supongo que la prisa porque no nos pillaran hizo que me corriese al poco.Creo que ella no se corrió, también  estaba deseando que acabase pronto la cosa. La verdad es que no lo había hecho nunca en un baño de estos, es bastante incómodo.Cuando acabamos me dijo:

-Sal tu primero, voy a limpiarme un poco.

Volví a mi asiento y al rato lo hizo ella. me sonrió diciéndome:

-Siento que todo haya sido tan rápido,pero estaba un poco nerviosa.Estoy segura que con eso que llevas entre las piernas me hubieses hecho disfrutar mucho más.

Me reí. Seguimos el viaje sin más. Hablando y flirteando entre nosotros.Cuando llegamos a Madrid me dio su número de teléfono y me rogó que la llamara, quería acabar el polvo que teníamos pendiente.Se llamaba Sara.

sábado, 30 de marzo de 2013

SÓLO MÍO

Durante toda la semana mi cabeza hervía pensando en el trio del sábado. Me sentía extraña, a la vez muy excitada, feliz y contenta conmigo misma de haber hecho algo que en mi vida había pensado que podría hacer. Pero de vez en cuando me invadía un sentimiento terrible de culpa. Mi conciencia me martilleaba constantemente, aunque intentaba dejarla a un lado.

No estaba muy segura de querer ver a David el fin de semana. Ni siquiera me había llamado, seguramente pensaba que estaba un poco incómoda con lo de Ana. Durante unos días me invadieron las dudas, ¿Quiero seguir por ese camino? ¿Quiero seguir arriesgando mi matrimonio?

Cuando llegó el sábado ya tenía decidido ir a verle, pero por esas cosas que pasan, mi marido perdió su vuelo y tuvo que posponer el viaje. Por lo que tuve que pensar una excusa para salir de casa sin levantar sospechas.

Me vestí con mis vaqueros y mi camiseta y le dije que tenía que salir un par de horas para hacer unas compras, me miró de arriba a abajo. En ese momento me di cuenta de que sospechaba algo, y sabía que en el fondo le importaba, pero que iba a seguir dejándome hacer mi vida. Sentí una punzada de dolor cuando me di cuenta que deseaba que reaccionara, que me cogiese en brazos y me besara como hacía antes.

Pero cogí aire y no hice caso a mis pensamientos, ahora era una mujer nueva, con nuevas inquietudes y nuevas experiencias.

Me presenté en casa de David más tarde de lo habitual, seguramente ya no contaba conmigo, así que sería una sorpresa. 

Cuando abrió la puerta descamisado y le vi con sus vaqueros rotos, medio desabrochados y marcando paquete, todas mis dudas se fueron, como siempre, tenía un efecto tranquilizador en mí.

Hablamos un poco, intenté medio excusarme por no ir vestida como a el le gustaba pero me dijo que daba igual, que le parecía igual de sexy con vaqueros. Mi ego se hinchó como un globo.

Nos besamos, al sentir sus brazos rodear mi cuerpo y su lengua en mi boca, mis células reaccionaron al instante. Realmente no tenía la libido como otros días, pero él era mi afrodisiaco particular.

Puse mi mano en su paquete, para disfrutar de nuevo de su magnifico miembro, le desabroché el pantalón y le metí mi mano dentro. Estaba muy excitada al tocarle, tan caliente, sólo para mí hoy.

David metió su mano por mis pantalones y me tocó, pudo notar que estaba muy excitada, con cada movimiento suyo nuestras lenguas se fundían en una.

-Hoy me apetece hacer algo distinto, ¿te apetece un baño?,le dije.

Se separó de mi con dificultad, no quería soltarme. Me dirigí al baño para llenar la bañera con agua  y mucha espuma. Me quité la ropa y suavemente me metí en el agua, soltando un pequeño gemido por el placer de tener mi cuerpo en ese líquido caliente.

Cogí una esponja y empecé a enjabonarme, despacio, disfrutando de cada centímetro de mi cuerpo. No me di cuenta durante un rato, pero David estaba apoyado en la puerta mirándome con sus ojos como platos.


Sonrió y se acercó para meterse conmigo en el agua, nos besamos, nos acariciamos y nos abrazamos sin decir nada, tan dulcemente que nos quedamos traspuetos. Decidí hablar con él y contarle como lo había pasado el sábado.

-Lo pasé muy bien, pero no sé si quiero repetirlo, me he quedado un poco descolocada. Supongo que será por la falta de costumbre, nunca había hecho algo así, pero tu me llevas a unos lugares desconocidos para mí y no me puedo negar. Te confieso que en momentos puntuales sentía celos de Ana, sé que se trata de eso, pero no me gustó ver como mi hombre se follaba a otra. Aunque pudo más la excitación que lo demás. 

Supongo que es algo que tengo que quitarme de la cabeza si quiero seguir follando contigo. Sé que no quieres a tu lado una persona que te ate, todo lo contrario. Y de verdad que lucho con este sentimiento de posesión que me invade a veces, pero no lo puedo evitar. Te quiero solo para mí, al menos cuando estás conmigo. El resto del tiempo puedes hacer lo que quieras, lógicamente, no tengo derecho a otra cosa. Además ese era el acuerdo ¿no?, nada de sentimientos, sólo follar. Pero que sepas que es culpa tuya, si no me trataras tan bien, ni fueras tan jodidamente encantador, no me pasaría eso.Bueno, no te aburro más con mis historias.

Me levanté de su lado y me puse a horcajadas encima de el dándole la espalda, y cogí su polla entre mis manos. La miré un segundo y desee tenerla dentro, le guié un poco y enseguida supo mis intenciones, me la metió por detrás fácilmente, supongo que por el jabón, y de mi garganta salió un gemido.

Tenerlo dentro de nuevo era como tocar el cielo, sentir como se movía dentro de mí era la sensación más grande de plenitud que había sentido nunca.
Entonces se apartó.

-¿Te parece si vamos a la cama?

No dije nada y me puse de pie, no quería perder ni un segundo discutiendo. Me cogió con sus brazos y me sentí tan ligera entre sus brazos como una pluma, me abracé a su cuello y le besé suavemente.

Fuimos a la habitación y follamos como hacía mucho que no lo hacíamos, más que follar era hacer el amor, notaba su ternura y su pasión.

Nos movíamos muy rápido y muy fuerte, casi perdí la consciencia por el placer, solo podía sentir como me investía cada vez más fuerte, cada vez más dentro.

-Más fuerte- grité, ni yo misma me lo creía. En esos momentos no era yo, era sólo un cuerpo lleno de él que quería más y más.

Se puso detrás de mi, y así consiguió llegar a mi punto g,iba a explotar, mis caderas se movían adelante y atrás, arriba y abajo, sin control ninguno, sólo siguiendo sus movimientos. Y sacó la fiera que hay dentro de mí.

Perdí la cuenta de los orgasmos que tuve, no sé si fueron varios o fue uno, tan largo y profundo que cuando nos corrimos los dos quedamos agotados. 

Me abrazaba por la espalda y después de correrse seguía dentro de mí. Mis caderas seguían moviéndose en pequeños espasmos, él me abrazaba y me besaba el cuello. Podia sentir su respiración agitada.

No sé cuanto tiempo estuvimos así, pero cuando recobré la consciencia, me sentí la mujer más afortunada del mundo. Sentí que, aunque David nunca lo ib a admitir, nuestra relación se estaba convirtiendo en algo más.