De nuevo llegué a casa hecho polvo. No sabría situar las cosas que me habían pasado aquella tarde.
Sólo recuerdo aquellas manos recorriendo de nuevo con
frenesí mi cuerpo y aquella boca que era capaz de besar como nadie.
Cuando enfilé mi coche hacia las afueras tal como me pidió
ella, mi mente estaba elucubrando qué paso sería el siguiente. Lo primero
buscar un sitio discreto e íntimo, un descampado. Conocía algunos, pero a esas
horas sin duda estaría abarrotados, así que me dirigí al de la playa.
Tenía las piernas separadas y… mi cabeza empezó a funcionar, me imaginaba su coñito peludo y sabroso debajo de aquellas braguitas, allí al alcance de mi mano.
Me hice una película imaginado la escena… aparcaría y me tiraría a ella sin dejarla reaccionar, me comería su boca, estrujaría sus pechos salvajemente, le quitaría las bragas y la sentaría encima de mí, para poder penetrarla por detrás...
Noté que de vez en cuando me miraba, debía saber lo que estaba pensando porque a veces miraba hacia abajo, contemplando mi paquete que en esos momentos estaba rabiosamente abultado.
Al fin llegamos. Apenas hube frenado sentí cómo me cogía por
el brazo y se abalanzaba hacia mi boca. Casi no pude reaccionar. Sus labios se comían
mi lengua sin respiro. Después ya no sé bien lo que pasó.
Recuerdo que empezó a quitarme la camisa y a besar mis pechos ,bajando hasta la barriga donde se entretuvo mordisqueando mi ombligo. Era la primera chica que me hacía tal cosa.
Me sentí como un adolescente al que por primera vez su novia se la toca y se la chupa. Creí que iba acorrerme pero ella de repente se retiró dejando mi miembro abandonado y hambriento. Se levantó y volvió a su asiento.
De nuevo pensé que todo había acabado allí. Estaba muy molesto porque ni siquiera aquello había acabado en un corrida. Pero cuando vi que se estaba quitando las bragas supe que aún faltaba lo mejor.De nuevo se puso a horcajadas y con gran dominio cogió mi polla y la guió hasta metérsela, suaaaaaavemente.
Aquella vagina sabía cómo tratar a un pene. Con delicados movimientos de cadera Eva consiguió dominarlo por entero. Sus labios lo succionaban una y otra vez. Mi glande pedía socorro a gritos. Nunca pude imaginar tal placer.
Cuando ya no pude más me abalancé sobre ella y comencé a besarla, con violencia, como no queriendo que aquello se acabase. Pero sus movimientos y sus jadeos anunciaron un cercano orgasmo, así que me excité y…. ambos conseguimos corrernos a la vez.
En esos momentos no existía ya el mundo para mí. Allí
estábamos los dos gritando y jadeando como animales, intentando alargar los más
posible aquella explosión de placer. Intenté aguantar, hasta que ella dejó de tener
aquellos pequeños espasmos que delataban sus orgasmos finales.
Nos quedamos en esa postura un buen rato ,abrazados, agotados, sin decirnos nada, no podíamos separarnos. El sudor de nuestros rostros se mezclaba cuando con nuestros labios apurábamos los últimos besos.
Eva se levantó y volvió a su asiento. Como toda mujer
previsora sacó unas toallitas del bolso y se limpio la entrepierna.
El interior de su muslo rezumaba el líquido espeso y pegajoso de mi semen.
El interior de su muslo rezumaba el líquido espeso y pegajoso de mi semen.
- Vaya, parece que
estabas a tope.
- Y que lo digas, me
he estado reservando para este momento.
- Se agradece.
Me tendió una toallita para que yo me limpiarse. Mientras lo
hacía ella se ajustó las medias y el vestido. Se puso los zapatos que se había
quitado en medio del frenesí.
- Ya es tarde, dijo. Vámonos.
-¿ No quieres tomar algo? Hay un bar aquí cerca.
- Bueno rápido, tengo que ir a casa a ducharme antes de que
vuelva mi marido.
- Está bien.
Arranqué el coche y me dirigí a una especie de merendero cercano. Notaba a Eva un poco nerviosa y apagada. Supongo que sería por el “terremoto”. Nos fuimos a una mesa algo apartada.
-Qué te pasa, te noto algo nerviosa.
- Bueno si te digo la verdad es la primera vez que me voy a
tomar algo con un chico… desconocido.
-¿Desconocido? ¿Te parece poco después de lo que hemos hecho?
- Sí, pero sigo sin conocerte.
- Bueno, eso tiene fácil arreglo, quédate conmigo esta noche
y así…
- Ya te he dicho que tengo cena.
- Al menos…¿Pensarás en mí?
-Yo también.
-No seas embustero. Un chico como tú no creo que pase
"hambre".
- Sí pero tú me haces sentir algo que nunca había
experimentado. He follado con muchas chicas. Pero ninguna como tú.
-Se agradece. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo.
-¿Con cuántos hombres lo hiciste?
- ¡Qué te importa!
-¿No dices que quieres que nos conozcamos?, pues habrá que
empezar por ser sinceros el uno con el otro.
-Sólo lo hice con mi marido.
-Sí, pero el que sólo haya follado con un hombre no quiere
decir que me monte mis fantasías.
- ¿Quieres decir que estás practicando conmigo?¿Que estás
llevando a cabo tus fantasías sexuales conmigo?
-La verdad…sí.
-Pues te mereces más que un aprobado. Quisiera que siguieras
haciéndolo…
- No lo sé… ya veremos, tengo muchos candidatos, muchos
conocidos que se mueren por acostarse conmigo.
- Pero no son como yo.
Volvimos al coche y cuando se puso a abrir la puerta la abracé por detrás e intenté besarla pero Eva me quitó de encima con un contundente empujón.
-No te pases. Ya has tenido tu ración.
-Sólo quería darte un beso.
-Ya no.
Contrariado me subí al coche y volvimos a la ciudad. Tampoco nos dijimos nada. Eva estaba muy seria. No pensé que se fuera a tomar tan mal lo del abrazo. En fin, mujeres, pensé.
La dejé de nuevo en el banco. Al marchar ella me dijo escuetamente:
-El sábado aquí, a la misma hora.