jueves, 21 de marzo de 2013

MÁS CALIENTES QUE NUNCA


Pasó la semana sin que tuviera noticias de Eva. Pensé en llamarla, pero una voz interior me decía que no lo hiciera. 

Después de la experiencia del sábado me imaginé que aún estaría digiriéndolo. Empezaba a conocer a Eva y sabía que había disfrutado como una loca, pero también sabía que con el paso del tiempo, al enfriar, iba a surgir en ella un sentido de culpabilidad.

Así que esperé a que tomara la iniciativa. Mientras,  pasé la semana muy, muy caliente, recordando imágenes de aquel trío que nos habíamos montado. 
Me excitaba sobre todo el recordar cuando las dos casi se peleaban por chupar mi polla, el cómo se besaban... Me pasé toda la semana masturbándome pensando en ello. El viernes paré pues debía reservarme para el sábado.

Llegó ese día, eran las cinco y no aparecía. Empecé a ponerme nervioso. A eso de las seis Eva picó a mi puerta.Venía vesida con los mismos vaqueros y camisa que había llevado a la sesión fotogáfica. 

-Hola David.Siento llegar tarde, pero mi marido ha perdido el avión y ha tenido que quedarse en casa y posponer su viaje para mañana, así que le he dicho que me iba a hacer unas compras. No he podido ponerme la ropa que te gusta, no he querido levantar sospechas.

-No seas tonta, estás igual de sexy que siempre. Además ya te dije el otro día que me ponías en vaqueros. Me acerqué a ella y le toqué el culo a la vez que la besé en la boca.Noté a Eva un poco reticente, fría.

-¿Sabes?, hoy vengo con la libido un poco baja, así que... suave.
-Eso tiene fácil arreglo, le dije acercándome y besándola en el cuello. Ella se dejó hacer, pero no respondía a mis caricias como otras veces.  Así que insistí. Poco a poco noté como su respiración de E se volvía más agitada.

-Eres la ostia.¿Tú nunca tienes bajones?, me dijo.
-Sabes que llevo toda la semana esperando para poder comerme este precioso cuerpo.

Entonces inesperadanente noté como Eva ponía su mano en mi paquete y empezaba a magreármelo a la vez que me metía la lengua hasta el paladar. Mi pene se puso a tope en cuestion de décimas de segundo. 

Esto hizo que ella también se excitara y comenzó a bajarme la cremallera de los pantalones para meter su mano y sacar mi polla.Yo hice lo mismo con su pantalón y metí mi mano por dentro de la bragas, buscando su coño, que aún estaba seco.Empezamos a tocarnos. Eva me dijo:

-Hoy no tengo mucho tiempo y me gustaría hacer algo más relajado. ¿Te apetece que nos metamos en la bañera, nos demos unos masajitos y después...lo que surga?
-De acuerdo, si eso es lo que te apetece.

Nos separamos, yo con el gran calentón.Dejé que Eva fuera al baño a preparar la bañera.Mientras fuí a por unas toallas y velas para crear un ambiente más íntimo y agradable.

Cuando volví ví que Eva ya estaba metida en la bañera, disfrutando del agua. Esperé un poco y me dediqué a mirar lo que hacía. Me fijé detenidamente en su hermoso cuerpo. Me encantaba  ver cómo se acariciaba, al enjabonarse.

No esperé más y me metí con ella. No nos dijimos nada. Nos enjabonamos, nos acariciamos, nos abrazamos...Casi nos quedamos dormidos.

-¿Sabes?, el otro día me lo pasé de miedo. Me dijo.No pensé que una mujer me haría sentir tanto placer. El hacer esas cosas con Ana me ha abierto la mente...pero no sé si estoy segura de querer repetirlo.

Entonces Eva, como en un confesionario, comenzó a contarme todo lo que había sentido ese día. La verdad, aunque  ya me suponía algunas cosas, no me imaginé que Eva se abriera tanto ante mí. Yo escuchaba, sin decir nada. Entonces me miró y dijo:

- Supongo que te estoy aburriendo con mis cosas. Ya sé que el trato es follar y follar, pero de vez en cuando necesito comentar contigo mis experiencias y sensaciones nuevas. Además tú eres el culpable, si no te hubiera conocido no habría pasado todo esto.

Pensé que estaba enfadada, pero cuando se levantó para sentarse a horcajadas sobre mí, dándome la espalda,  y cog mi polla para empezar a meneármela, me dí cuenta de que no lo estaba. Cuando vio que yo  estaba a punto de caramelo, me dijo:

-Quiero que me la metas hasta el fondo, quiero echar un polvo de cien. El otro día se la metiste a Ana y me dejaste sin nada. Así que David, échame el polvo del siglo.

Dijo esto mientras con su mano derecha  intentaba meter mi polla en su coño. Me reincorporé pues veía que Eva estaba superescitada y no quería fallar.Así que tal como estaba se la metí por el detrás

No sé si era por el jabón o porque ella estba húemda, el caso es que mi pene entró hasta el fondo, uno de los puntos más sensibles de Eva. Así que gimió de  placer y empezó a mover su culo para aumentarlo.

La verdad es que echar un polvo en la ducha siempre me ha resultado un poco incómodo, sobre todo cuando los cuerpos están muy enjabonados, así que le dije a Eva que mejor nos íbamos a la cama.

Salimos de la ducha y cogiéndola en brazos me la llevé a la habitación, la tiré sobre ella y salvajemente la abrí de piernas. Mi polla estaba a cien. Eva la miraba golosona, mordiéndose los labios

Se la metí, sin prolegómenos. Lanzó un alarido de placer mitad verdad, mitad ficción. Los dos nos revolcamos por la cama con mi polla dentro de su coño. Dejé que Eva llegará al máximo, miraba su cara, tenía los ojos en blanco. No paraba de decir: "más fuerte,más fuerte".Así que me lancé furiosamente sobre ella.

-Más a fondo, más fuerte, mierda de polla.¡No siento nada! Casi prefiero las manos de Ana...o su lengua.

Un poco mosqueado le dí la vuelta y se la metí por detrás, empleando toda mis energías en ello. Eva jadeaba como nunca la había visto.

Hasta que al fin nos corrimos los dos. Fue una sola corrida, pero duró como varios minutos. Fue algo interminable. Los dos estábamos rojos, a punto de explotar. Por fin nos desinflamos y caimos exhaustos.

Al poco Eva me dijo:

-No ha sido el polvo del siglo, pero casi.
-Menos mal que venías con la libido baja. 

Se rio.




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