sábado, 29 de diciembre de 2012

MEJOR UN POLVO QUE UNA PAJA



Pasó una semana y no supe nada de ella. Ni una simple llamada. De nuevo vino a mi mente el pensamiento de que Eva SE ESTABA CANSANDO DE MÍ. No me parecía normal esta separación de casi tres semanas. Ese no era el trato.

Pensé en qué estaría haciendo durante estos días. Suponía, tal como me dijo ella, que cenando con la familia, los amigos, llevando a sus hijos al cine…


Pero por un momento me la imaginé follando con su marido y una ola de rabia me invadió. La veía chupándosela o cabalgando encima de él como una loca. ¿Y si después de haberla hecho descubrir conmigo placeres que nunca había experimentado la muy zorra se dedicaba a enseñárselo a su marido? Cuándo tenía su polla dentro de la boca ¿pensaría en mí? ¿Y si le gustaba más su polla que la mía?...Ufff, estuve así un buen rato, elucubrando. Después pensé en que no serviría de nada seguir dándole vueltas.


Lo que más me preocupó es que estaba empezando a sentir una sensación que nunca me ha gustado: la de los celos. Era un lujo que no me podía permitir. Pero lo tenía ahí dentro. ¿Estaba poniéndome celoso?¿Podría su marido recuperar el interés de Eva?


Lo descarté enseguida, estaba claro que Eva buscaba en mí lo que él no podía darle. Para mí su cuerpo, para él todo lo demás.


El caso es que volví a recordar los momentos más excitantes de sexo con Eva y enseguida mi mente, y mi polla, empezaron a animarse. Me hubiera gustado tener alguna foto de ella. Es curioso, no tenía ninguna imagen suya. Pensé que tenía que hacerle alguna sesión, pero no sé si querría.



Empecé a excitarme aún más cuando me acordé  de que Eva me había dejado sus bragas usadas, de regalo. Fui a por ellas, me desnudé y me tiré encima de la cama. Me las llevé a la nariz y comencé a olerlas, despacio, suavemente, intentando captar todo su aroma.

Ummm, olía a mujer, a Eva, a sexo... Con mi lengua fui recorriendo la zona amarillenta donde habrían estado en contacto con su coño. Capté el sabor entre dulce y salado, de sus fluidos. A la vez recordaba cómo se lo había comido una y otra vez, cómo le había metido la lengua hasta el fondo…mientras ella gemía de placer.


Me pregunté si ella estaría haciendo lo mismo con los calzoncillos que me “robó”. La imagen de Eva oliéndolos o lamiéndolos multiplicó mi excitación. Me la imaginé también desnuda, en la cama, masturbándose con los dedos.
 
Con esta visión de Eva haciéndose una paja me corrí. Mi semen salió disparado cayendo sobre mí y sobre la cama.¡Por ti, Eva!



Dios, había sido una buena paja, pero ¡qué ganas tenía de volver a tenerla entre mis brazos y echar un buen polvo!


miércoles, 19 de diciembre de 2012

UNA NAVIDAD SIN FOLLAR CON EVA



Cuando Eva se puso a bailar delante de mí de aquella manera pensé que había estado  engañándome todo este tiempo. No podía ser que no lo hubiera hecho antes. Me gustaba ir a los club nocturnos a ver bailar a las gogós y puedo decir que nunca había visto algo tan sensual. Quizás al principio se la veía un poco nerviosa pero a medida que se iba calentando, sus movimientos se hicieron cada vez más sensuales. Entonces empezó a quitarse la ropa.


Cuando se quedó totalmente desnuda ante mí, con las piernas abiertas , mirándome con aquella cara de deseo, ofreciéndome  su apetitoso coño … pensé que iba a perder totalmente el control. 

Cuando vi que se había parado, esperando sin duda a que yo tomase alguna decisión, no lo dudé dos segundos, me quité los pantalones y los calzoncillos. Al hacerlo mi polla salió disparada. Estaba dura como hacía tiempo no la tenía. Un hilillo de semen resbalaba por mi glande.


Me acerqué y la levanté, abrazándola contra mí. Al notar mi dura polla contra su cuerpo Eva dio un brinco y ágilmente se subió a mi cuello. Pensé que quería se la metiese ya, allí de pie. Pero yo no estaba dispuesto a acabar con un polvo rápido. Así que la bajé y recostándola entre los cojines  del sofá  comencé a besarla  lenta, dulcemente. Por un lado quería follármela ya y sé que ella también lo estaba deseando, pero decidí  intentar dilatar aquel momento tan placentero.

Notaba a Eva un poco confundida, no se esperaba que yo  hiciera aquello. Para que no se desesperara abrí sus  piernas e introduje suavemente un dedo en su coño. Eva no aguantaba más, me cogió la mano y empujó mis dedos dentro de su vagina. Comencé a masturbarla y noté cómo al poco rato se corría suave, delicadamente.


Entonces se reincorporó y sin dejar de comerme la boca se puso encima de mí, a horcajadas. Mi polla enseguida estuvo dentro de su cálido coño. Ella llevaba el ritmo. Su cara enrojecida y sus gemidos anunciaban que se iba a correr de nuevo, sin esperar por mí. Así lo hizo.

Yo tenía dificultad para correrme en esa postura así que me levanté y senté en el sofá. Noté que se molestó  un poco con el cambio pero enseguida volvió a estar cabalgando encima de mí. Esta vez se  empezó a mover  de tal manera que con su coño agarraba firmemente mi polla y con sus movimientos pélvicos hizo que yo no pudiera controlar más.
Me lancé a las tetas que tenía ante mí, chupando como un poseso  sus tiesos pezones.Eva aumentó entonces el volumen de sus gemidos. Ya no pude más, me corrí. Noté cómo ni semen  salía disparado dentro de su vagina. Sabía que a ella esto le daba mucho placer. Siguió con sus orgasmos, y no soltaba mi pene, haciendo que mi corrida se alargase más de lo aconsejable pues llegó un momento que empecé a sentir dolor. Eva lo notó y relajó su presión.Pese a ello siguió montada encima de mí, disfrutando de sus últimos orgasmos.


Después del último, descabalgó y se echó a mi lado. los dos caímos exhaustos en el sofá. Estuvimos un rato abrazados, besándonos y recuperando el aliento. Eva me miró y dijo:
-La semana que viene es navidad. Tendremos que dejar de vernos hasta después de las fiestas.
-¿Eh? Son casi tres semanas.
-Ya sabes, las compras, las cenas, las fiestas…
-¿Y no podríamos vernos aunque sea por semana?
-Mejor no. Además creo que nos vendrá bien separarnos unos días.
-¿No será que ya estás cansándote de mí?
-¡NO! Todo lo contrario David, pienso que quizás estemos colgándonos demasiado  el uno del otro ¿Te acuerdas del trato? Sólo sexo.
-No sé si podré aguantar tanto sin verte.
-Querrás decir sin… follarme. Se rio. Yo también  lo hice.
-Lo que quieras. Reconozco que me tienes loquito.
-Y tú a mí loquiiiita.


Eva y yo nos besamos como si el mundo se fuera a acabar en ese momento. Yo empecé a animarme de nuevo, pero Eva me detuvo.


-Es tarde tengo que irme. Voy a ducharme.
-¿Quieres que nos duchemos juntos?
-Noooo, que después pasa lo que pasa.
-Una ducha rapidita, a modo de despedida. La miré con tal cara de desamparo  que Eva dijo:
-Bueeeno, qué pesadito te pones, pareces un niño.


Se levantó y tiró de mí hacia ella. Yo la abracé y empecé a besarla. Metiéndonos mano mientras caminábamos nos metimos en la ducha. Al rato ya estábamos enjabonándonos mutuamente. Ella se dejaba hacer, sin decir una palabra. Me miraba a los ojos y a medida que me acercaba a su sexo su cara demostraba más placer, al igual que yo.


Mi polla volvía a estar guerrera. Eva se recreó con ella,cogiéndola con su mano comenzó a masturbarme. Creí que iba a llegar hasta el final, pero no, cuando vio que estaba a punto de caramelo la soltó y siguió su recorrido hacia bajo, enjabonándome entre las piernas.



Para quitarnos el jabón nos abrazamos y dejamos que el agua corriera por nuestros cuerpos. Todo era muy sutil, muy delicado, hasta que por fin Eva se decidió y poniéndose de rodillas comenzó a chupármela como ella sabía hacerlo. Yo estaba a tope.Egoístamente dejé que me la mamara. Entonces, ella comenzó a tocarse. Esto me excitó tanto que decidí  que no me conformaría con una simple paja. Quería follármela, por donde fuera. Me agaché y cogiéndola por la cintura la puse de espaldas a mí.

Me acerqué por detrás y comencé a metérsela por el culo. La humedad de nuestros cuerpos facilitó el que rápidamente mi polla estuviera totalmente dentro, sin que Eva tuviera tiempo a reaccionar. No se resitió, todo lo contrario, comenzó a mover su culo y a gemir ruidosamente. Estuvimos un rato aguantando, hasta que esta vez sí, nos corrimos a la vez. Nos quedamos en esa postura  un buen rato hasta que mi polla empezó a relajarse. Cuando se salió Eva dio un pequeño gemido de placer a la vez que me decía:
-Otra vez llego tarde por tu culpa.
-¿Por mi culpa?

Se dio la vuelta y riéndose me besó:

-Tonto. Venga, vete, tengo que acabar de lavarme.

Así lo hice y esperé a que Eva acabara. Salió del baño y entró en la habitación para vestirse. Estuvo un buen rato. Al salir me dijo:

-Bueno David, como ya no nos veremos, Felices Fiestas. Por cierto te he dejado un regalo encima de la cama, para que te acuerdes de mí estos días.
-Pero yo no tengo nada para regalarte.
-No te preocupes. Ya lo he cogido yo. Y se fue después de darme un largo y cálido beso. Pórtate bien, remató.

Cuando cerré la puerta vinieron a mi cabeza sus palabras: ”quizás estemos colgándonos demasiado el uno del otro”. Tenía razón. Aunque había iniciado y continuado  mi relación con ella meramente por sexo, y debo decir que con ninguna mujer había sentido tanto placer, el pensar que no la iba a ver en tres semanas me había puesto triste.


Corrí  hacia mi habitación para ver a qué se refería con el regalo: allí estaban, encima de la cama, el camisón que le había regalado y… ¡sus bragas! Ummm las cogí  inmediatamente y me  las llevé a la nariz , aspirando su olor. Aún estaban húmedas.

Después me pregunté qué es lo que habría cogido ella. Al ir a vestirme lo supe. Se había llevado mis calzoncillos.

martes, 4 de diciembre de 2012

LLENA DE ÉL


Durante toda la semana había estado muy inquieta, solo pensaba en que llegara el sábado por fin.

Cuando desperté por la mañana salté de la cama como un muelle, no podía esperar a que llegase la tarde, no sabia por que pero solo podía pensar en David. Pero no quería, no quería colgarme de el, no quería que ocupase mis pensamientos constantemente, así que me entre tenia en hacer otras cosas, fui a la peluquería, preparé la comida e intenté relajarme a la espera de la hora indicada para irme.


Poco a poco me fui preparando, escogiendo cuidadosamente la ropa, el perfume y cuidando al máximo mi aspecto. Como siempre que iba a su encuentro me puse el conjunto negro y una medias. Pero esta vez me puse también un liguero que había comprado el otro día para darle una sorpresa. También había pensado comprarme una camisón a juego, pero pensé que mejor para otra ocasión.Poco a poco.Tenía la sensación de que el día sería decisivo para ver hasta donde podemos llegar en nuestra relación. 

Tenía pensado hablar con él, ¿hablar? ¡si estando frente a él las palabras no querían salir de mi boca, porque solo pensaba en besarle!

Mientras me arreglaba, mi cabeza iba sola, mi conciencia me decía que no debía, que lo dejara, pero en lo más profundo de mi mente sabía que no podía, aún no.

Me diri al apartamento con decisión, pensando en todo lo que quería decirle. Llamé al timbre y como siempre apareció ante mi ese hombre, nunca me fallaba. Vestido con un pantalón sólamente y con una gran sonrisa de oreja a oreja.

-Hola preciosa, tenía la sensación de que hoy no vendrías.
-¿Por qué? Le pregunté mientras avanzaba hacia él con paso seguro y mirándole a esos preciosos ojos negros.
-No sé, a lo mejor empiezas a cansarte de nuestros encuentros, sé que tienes mucha presión  en casa y a veces creo que no serás capaz de seguir con esto.

Le abracé y suspiré, era como si me leyera los pensamientos. Entonces me besó en el cuello.

-De momento, no me canso de ti, pero te estas convirtiendo en una droga y no me gusta ser Davidadicta....

Soltó una gran carcajada, como si le hubiera pillado por sorpresa.

-Bueno, solo nos queda disfrutar de el momento y que sea lo que sea, ¿vale?
-¿Y tú?, llevo toda la semana pensando en lo que puedes haber estado haciendo, en cuantas te habrás tirado, pero no me importa, en el fondo sé que al menos un día a la semana eres.....-me acerqué a su oreja y le susuré-... mío.

Me cogió por el pelo y me echó la cabeza atrás, podía ver como le brillaban los ojos. 

-De momento sí. Pero no te acostumbres, ¿vale?


Acercó su boca a la mía sin tocarla, podía sentir su aliento sobre mis labios, me besó suavemente alrededor de la boca y se me quedó mirando de nuevo, sus ojos brillaban, yo cerré los mios y le besé. Nuestros labios se tocarón suavemente y poco a poco se fueron encontrando nuestras lenguas, calientes y húmedas, deseando explorar la boca de el otro.

Fue un beso largo y cálido, no nos queríamos despegar.Entonces nos separamos y el me apartó para cerrar la puerta detrás de mi.

-Ven, tengo algo para ti.

Me cogió de la mano y tiró de mi para llevarme a la habitación, la casa estaba oscura, pero en  su cuarto había un tenue luz indirecta, la cama estaba vestida con unas sábanas blancas inmaculadas. Y encima había colocado cuidadosamente un precioso... ¡camisón de encaje negro!


Me quedé bloqueada, no me lo podía creer, ¿podía ser cierto, podíamos estar tan conectados como  para que el intuyera mis sueños?

-¿No dices nada?.Lo vi en un escaparate y solo podía pensar en como quedaría puesto en tu cuerpo, así que decidí comprarlo.
-Estoy un poco abrumada, ¿cómo sabías.....?
-No digas nada más, póntelo anda, quiero ver como te queda.


Sin decir nada más me metí en el baño, mientras me cambiaba no paraba de pensar en mi sueño. ¿Como podía ser tanta coincidencia? ¿Significa esto que estamos hechos el uno para el otro?. Mi mente me grita -Joder Eva, no flipes-

Así que intento relajarme y ponerme lo más sexy posible para David, lo que no me cuesta mucho por que el camisón es realmente impresionante. Una caida preciosa que moldea el cuerpo y marca lo justo.Respiré hondo y abrí la puerta sin salir. Vi a David nervioso dando vueltas por la habitación, por un momento me dio la sensación de que se había arrepentido de lo que había hecho.

-Ejem, ¿y bien?- llamé su atención y se me quedó mirando con la boca y los ojos abiertos de par en par.
-¡¡Guau!!,

Se acercó a mí muy despacio, con una sonrisa de oreja a oreja, como un niño que va a abrir su regalo de navidad.Por un segundo dudó en tocarme, como si al hacerlo yo fuera a desaparecer.

-Puedes tocar, no se romperá.


Me miró a los ojos, sonrió y me besó, se separó un poco de mí, para verme el cuerpo completo.

Se puso detrás y comenzó a tocarme muy despacio los brazos, pasó sus manos por el escote. Solo el contacto de su piel me ponía a cien, notaba su mano caliente y firme recorriendo mi cuerpo, pero no me quería mover de momento, quería que me lo pidiera...

Entonces posó sus manos en mi cintura, me miró y dijo:

-Realmente creo que no sabes lo impresionante que eres.


Ya no pude más, sonreí y girando me puse detrás de él, metiéndole la mano por la cinturilla del pantalón y palpando su miembro por encima de los calzoncillos. Al hacerlo David se estremeció, pude notar que ya estaba totalmente excitado.

-Pues es hora de aprender...¿me enseñas?


 


Y los dos nos fundimos en un largo, caliente y húmedo beso, mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos ansiosas y rápidas, como si de repente tuvieran prisa.



Me cogió en cuello, mis piernas rodeaban su cintura y podia sentir entre mis piernas su miembro grande y palpitante, por un segundo me rozó con él, y por un segundo pude tocar el cielo. Bajádome de su cuello lo separé bruscamente de mí. Me miró con cara de extrañeza. Le dije:

- Ahora toca mirar. 



Me dirigí a donde estaba el equipo de sonido y puse música. Me puse a bailar, coqueta y sexy, contoneándome ante él, jugando con el camisón.Entonces me senté y comenzé a quitarme la ropa, lenta, sensualmente.

Al principio me entró un poco de pudor pensando que quizás estuviese haciendo el ridículo, pero el ver cómo David me comía con los ojos me quitó el miedo. Yo también estaba muy excitada, así que seguí.


Primero fue el liguero y las medias, después el camisón.

Dejé para lo último las braguitas. La mirada de David dejaba entrever perfectamente lo que estaba pensando por su mente.Me preguntaba cuánto tiempo podría aguantar sin tirarse a mí.


Me senté en el sofá y arrastrándome sensualmente hacia el suelo me ab de piernas y le dejé observar cómo metía mi mano juguetona por entre las bragas y cómo, poco a poco, me las iba bajando hasta quedar completamente desnuda, con mi palpitante coño expuesto ante él, ofreciéndoselo, casi gimiendo que se tirase a comérselo. Esperé a ver su reacción.


  
Como imaginé David entendió lo que yo deseaba y por fin, quitándose la ropa, se acercó y me levantó. Al unir nuestros cuerpos desnudos y sentir su pene contra mí me estremecí de placer. De un salto volví a ponerme en su cuello, abrazándolo con mis piernas y brazos, arañando su espalda como gata en celo, esperando que me la metiese allí mismo, ¡ya!

Pero David me sorprendió, no pensé que fuera capaz de controlarse tanto. Me bajó y recostándome en el sofá se acercó a mí  dulcemente, mientras me besaba el cuello y sus labios rozaban mi piel y de vez en cuando asomaban sus dientes y su lengua.

Deslizó su mano entre mis piernas, yo las abrí todo lo que pude poniendo una sobre su hombro, levantando la cadera para ponérselo más facil, deslizó un dedo y fue metiéndomelo delicada, suavemente.

-Joder, no se que voy a hacer contigo, empiezas a volverme loco.
-Calla y sigue- y le empujé la mano para que siguiera metiendo el dedo.

El calor se apoderó de mí, subiendo por mis entrañas, haciendo que me moviera a su ritmo y  sólo podía pensar en que por fin lo tenía dentro de mí, sólo para mí.Tuve un orgasmo, no pensé que me vendría  tan rápido, pero sí, se sorprendió.

Entonces lo empujé y  me puse encima de él a horcajadas.Sentí como me la metía sin ningún problema y di un pequeño gemido, me sentía llena, completa, el tenerle dentro era como estar en el cielo. 


Empecé a mover mi cadera despacio sintiendo cómo aquello se movía dentro de mí  y se acomodaba a cada movimiento mío, podía ver su cara, sus expresiones y eso me excitaba cada vez más.

Veía cómo se mordía el labio de placer y cómo cerraba los ojos para disfrutar de mí, su cuerpo se curvaba y sus caderas se movía a ritmo con las mías, un baile perfecto.

Sus manos recorrían mi cuerpo, ansioso de ellas, y llegaban a mis pechos, que estaban deseando recibirlas, los agarraba y amasaba y me miraba para ver mi excitación.


Yo levantaba las manos para apartarme el pelo, empezaba a molestarme, y seguímos moviendonos, asi arriba y abajo, en circulos, despacio y desprisa.

Dentro de mí sentía como crecía y palpitaba, cada vez más y mas, hasta llenarme por completo, y llegué a tener orgasmos uno tras otro, no los pude contar, venían increíblemente seguidos.


Entonces abrí los ojos. David se incorporó y se sentó en el sofá, sus ojos rebosaban excitación y su boca entreabierta buscaba la mía.Yo lo seguí y volví a sentarme a horcajadas sobre él esperando ansiosamente que me la metiese de nuevo.


Así lo hizo, ayudándose de la mano me la metió. Al sentirla otra vez dentro de mí comencé a moverme de arriba a abajo apresando con mi anhelante vagina su duro pene. Él se dejaba hacer.Yo sabía que no iba aguantar mucho. Y así fue.


En un último estertor me cogió por la cintura, y mientras me besaba, se corrió... ¡guau!, su fluido me inundaba por dentro, me llené de su calor, y grité como nunca.

Caimos los dos echados sobre el sofá y me sumergí de nuevo en su olor y en su piel. Me hacía sentirme segura, sin miedo a nada, y todo perdía su importancia.

Me sentía plena con él, aunque sabía que era una sensación fugaz y que pronto debería volver a la realidad y despertar de este sueño.