martes, 31 de julio de 2012

EN LA DUCHA


Sin decir nada más me dirigí a darme una ducha, estaba sudada y llena de David, así que me metí en la mampara cerrándola detrás de mí.

Abrí el grifo, seguía alucinada con lo que acababa de pasar, había sido la primera vez que probaba el sexo anal y ni yo me lo creía todavía. La verdad era que me había resultado tremendamente satisfactorio, así que estaba segura de volver a probarlo. Quizá cuando llegue a casa sorprenda a mi marido con algo nuevo, pensé.

Mientras el agua tibia resbalaba por mi cuerpo recorría con mis manos mis rincones y seguía pensando en ese hombre que me esperaba en la habitación de al lado, oí un ruido que me sobresaltó, vi como se abría la mampara detrás de mÍ y como aparecía David con una sonrisa pícara y preguntando ¿se puede?

-¿Qué haces?
-Bueno aun nos queda tiempo antes de que desaparezcas y creo que tenemos que aprovecharlo.
-No sé, bueno pasa - le dije sonriendo por que veía claras sus intenciones.

Seguí con mi ducha como si nada, me gusta hacerme la dura, sobre todo con él, pero estaba deseando que me tocase.

Entonces sentí sus masculinas manos por mi espalda y un escalofrío me recorrió desde la cabeza a la punta de los pies.

Me acariciaba despacio, como si fuera el mismo agua resbalando por mi piel, bajaba y subía, entonces le cogí las manos y se las puse alrededor de mi cintura, para que me abrazase.

Su cuerpo mojado se pegó al mío y me besó en la nuca, nunca se lo he dicho pero es mi punto débil. Con las manos abiertas me recorrió el cuerpo mientras me besaba, yo me estremecía, y se paró entre mis piernas, agarrándome fuertemente para que no me escapara.

Me giré y le vi de nuevo con esa expresión de deseo. Al darme la vuelta pude sentir que  estaba dispuesto a otra sesión de las nuestras, su miembro ya estaba duro y tremendamente erecto.Se lo cogí y manoseé entre mis manos para confirmar lo que veía con mis ojos.

-Veo que tienes una gran capacidad de recuperación ¿eh?
-Eres tu, no soy yo, tu  haces que sea así.

Le besé, el agua se metía entre nuestros labios, estábamos tan mojados que nuestro tacto resultaba irreal.

Me cogió en volandas y me estampó contra la pared, no me hizo daño, pero estuvimos a punto de caernos al plato de la ducha.


Me besaba el cuello bajando hasta mis pechos y bebía de ellos el agua que caía como si fuera una fuente, cada vez me excitaba más, tanto que no podía esperar para tenerle dentro de mi de nuevo.

Puse un pie en el suelo para no perder el equilibrio y esa postura fue la que le abrió el camino para meterse en mí. Yo estaba tan excitada que casi ni lo noté hasta que estuvo completamente dentro.

Y solo pensé "guau, este tío es bestial", llegaba a mi punto G, donde nunca había llegado nadie, y mis movimientos sólo podían hacer que permaneciera ahí.

Así, cada vez más dentro, era alucinante, sólo quería comerme su boca y sentirlo dentro de mí.

De repente fue como si se volviera loco, empezó a darme fuerte, noté que iba a correrse en poco tiempo y no quería, así que lo frené.

-Despacio, más despacio.

Bajó el ritmo, así despacito, sentía como entraba y salía, y como siempre con él tuve un orgasmo detrás de otro, hasta volverme loca de pasión.


Entonces fuí yo la que subió el ritmo, nos movíamos fuerte, sin despegarnos, contraía mis músculos para darle más placer, sé que lo notó porque aceleró, y en dos o tres sacudidas más se corrió. Lo hizo más fuerte que otras veces incluso con un pequeño gemido que no había oído antes.

- Bueno, ahora me voy a terminar de duchar ¿Vale?
-Si,- contesto entre suspiros.

 
Mientras se iba me dió la sensación de que le había excitado mucho llevar la iniciativa, así que decidí dejar de ser tan mandona con él. Después de todo supongo que estará acostumbrado a ser el que lleva el ritmo y no quería que se cansara de mí.

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